Fotos: La Marga
El 1 junio nos volvimos a reunir en torno a los dispositivos-refugio expuestos en la biblioteca Felipe González para pasar del diálogo a la acción. Lo hicimos con dos talleres complementarios que completaron todas sus plazas con un heterogéneo grupo de ciudadanos dispuestos a dar un pequeño paso hacia la sostenibilidad en sus propios hogares. El interés de la propuesta era innegable, ya que incluía la fabricación de un gel de manos cuyos residuos podrían ser aprovechados como parte de las aguas grises de nuestros lavabos, convirtiéndolas en aptas para el riego de plantas o la limpieza. Sin duda, todo un ejemplo de optimización de los recursos hídricos domésticos.
Siguiendo esta idea, en las instrucciones para ambos talleres que repartimos entre los participantes podíamos leer que actualmente existe en el valle del Guadalquivir la restricción de no utilizar agua potable para baldear calles o regar plantas, árboles o jardines. En Sevilla cada habitante consume en el lavabo 20,88 litros al día. Esto supone que la ciudad vierte más de 14 millones de litros diarios o 5 hm3 anuales, aproximadamente el mismo volumen que contiene la dársena del Guadalquivir en Sevilla. Cantidades que, en condiciones de descenso considerable de las precipitaciones, permitirían contemplar la ciudad no solo como un sumidero, sino también como un manantial.
Manos a la obra, la tarde comenzó con el taller Aljibe 2.0, destinado a hackear las instalaciones para el reciclaje de aguas grises. Pablo Pujol, nuestro docente, es Ingeniero en Automática y Electrónica Industrial e Ingeniero Técnico Industrial en Mecánica por la Universidad de Sevilla. Su trabajo se mueve entre el diseño y la construcción de escenografías, el desarrollo de herramientas electrónicas para proyectos artísticos y los sistemas para la sostenibilidad. Con Nomad Garden, además de este hackeo de lavabo, ha participado en Jardines en el aire de Luces de Barrio, jardín vertical robotizado que riega con el agua producida por los aires acondicionados. Con el proyecto “aligra”, junto con tejido, trabajan en la regeneración de viviendas con sistemas innovadores para la sostenibilidad. Como docente trabaja en el Centro de Formación Escénica de Andalucía donde imparte iluminación por software y diseño asistido por ordenador, y ha impartido cursos de robótica en diferentes lugares, como la ESAD y la facultad de Bellas Artes de Sevilla.
Con todos los elementos y piezas necesarios dispuestos sobre una gran mesa, Pujol dio las instrucciones precisas para el ensamblaje de cada uno de los componentes y su posterior instalación en el lavabo. Resueltas todas las dudas, los alumnos procedieron a trabajar en sus propios dispositivos, que quedaron construidos en un animado proceso en el que no faltaron consejos para su ajuste en una animada participación.
Con la satisfacción de haber logrado el objetivo, a continuación la sala se convirtió rápidamente de taller en laboratorio cosmético. Esta vez en la mesa descansaban vasos, básculas o recipientes con diferentes aceites esenciales que deberían mezclarse en las proporciones y orden adecuados para conseguir la fórmula ideada por Dolores Garvi de Bosque Anxanar.
Garvi, es experta en química y destilación además de fundadora de Bosque Anxanar, una entidad dedicada al estudio en materia de aguas, ambiente y salud con gran interés en la investigación y formación sobre cosméticos naturales. En el caso del jabón de manos que nos ocupaba, por su composición, cuenta con una calidad y beneficios dermatológicos como mínimo iguales a los que podemos encontrar en cualquier tienda. En muchos casos, bastante mayores que la media. Y es que los industriales suelen contener unas bases de parafina, un componente derivado del petróleo muy asequible económicamente, pero sin las propiedades nutritivas que sí aportaron los aceites vegetales que estábamos empleando.
Así, en este taller de fitocosmética el jabón estaría libre de tensoactivos y químicos artificiales por lo que permitan el uso posterior de las aguas grises para regar plantas como las del jardín Bibliokepos. Precisamente, de manera circular, algunos de sus componentes pertenecen a extractos de plantas presentes en el jardín, como la hiedra.
El resultado, Hierbos, es un jabón de mano diseñado bajo los principios de la fitocosmética, basada en la aplicación de principios activos vegetales, que se obtienen de las distintas partes de las plantas y son seleccionados, purificados y tratados durante delicados procesos de extracción. Los extractos vegetales son, por tanto, fitocomplejos ricos en vitaminas, minerales o principios activos cuyas moléculas, producto del metabolismo de las plantas, poseen actividad farmacológica apta para su utilización terapéutica o cosmética.
Vistas las caras de satisfacción de las participantes inscritas en el taller, el resultado no pudo ser mejor.